Fuertes recortes en perspectiva, en los que Defensa no será excepción. La situación obligará a revisiones de diferente cuño. Por eso, puede ser el momento para repensar algunas cosas del régimen jurídico de las Fuerzas Armadas. El que toque apretarse el cinturón no empece a la reflexión sobre cuanto sea menester mudar. Además, retomar o reforzar lo esencial, en aras a una vigorización institucional, no requiere un giro copernicano o radical en un mundo con fuertes inercias históricas. Eso facilita que con poco pueda hacerse mucho. Ofrecen enseñanzas muy útiles las operaciones de revitalización "warrior" y "proud", desarrolladas, con un más que generalizado respaldo, en el Ejército norteamericano en los años ochenta del pasado siglo, que tan óptimos frutos dieron en un país plenamente democrático. Un "back to the basics" que, paradójicamente, refuerza el futuro.
Ha sido feliz noticia el desenlace del caso "Odyssey", con la recuperación por España de la carga de la "Mercedes". Viene al recuerdo el papel, dificil y complejo, que el Reino de España jugó en la elaboración de la Convención sobre la protección del patrimonio cultural subacuático (Paris, 2 de noviembre 2001, en España en vigor desde el 2009), con presencia en la delegación española, entre otros, del diplomático YTURRIAGA BARBERÁN, toda una referencia en el estudio del régimen jurídico de las aguas marítimas, y del General Auditor JÁUDENES LAMEIRO, procedente del extinto Cuerpo Jurídico de la Armada y cuyos conocimientos de Derecho Marítimo también constituyeron una aportación de primer rango.
Con el patrimonio cultural subacuático más rico del mundo, es todo un reto para España su protección, con lógica participación de la Armada y del Servicio Marítimo de la Guardia Civil. Siendo sumamente positiva y ejemplar la intervención de la justicia estadounidense -también ocurrió así en los casos "Juno" y "La Galga"-, lo cierto y verdad es que se han generado unos grandes gastos en la defensa de nuestros derechos. Mas vale prevenir que curar. En la buena dirección parecen ir el plan nacional "ad hoc" y los convenios de colaboración interadministrativa recientemente suscritos.
De cualquier manera, los acontecimientos han puesto de relieve circunstancias muy inquietantes, que incluso van más allá de la rapiña de pecios por unos desaprensivos con enormes medios materiales y propagandísticos. La actitud de las autoridades de la última colonia en territorio europeo no parece haber sido muy virtuosa, ni desde la perspectiva del Derecho Internacional ni, incluso, en el orden puramente moral. Un ejemplo más de que los titubeos o las concesiones gratuitas frente a los problemas internacionales nunca, o prácticamente nunca, generan efectos favorables en quien no está dispuesto a ceder un ápice en su posición. Pero esa es otra historia...
|