Aunque el recorte presupuestario en Defensa, comparado con el sufrido por otros departamentos ministeriales, no es de los mayores, lo cierto es que en el cómputo global de los últimos tres o cuatro años supera de largo el 20%, lo que no deja de ser preocupante en un país con una dedicación porcentual del PIB a gastos militares muy inferior a la de otros de análogas dimensiones o responsabilidades. Parece que se está en el límite de la merma crítica de capacidades, con el gasto dedicado a adiestramiento muy menguado y rumores de supresión o limitación de programas e incluso de enajenación a terceros países de medios a flote. También se anuncia en materia de personal una disminución de efectivos, cuando se había conseguido un nivel de captación más que razonable en tropa y marinería.
Ya no es sólo posible una afectación a la seguridad, también la que se genera a la industria nacional. Es sabido que empresas total o parcialmente españolas ( Navantia, EADS, INDRA...) han consolidado unos parámetros de calidad técnica y unas posibilidades exportadoras de primer orden. Se corre el riesgo de perder opciones que en el futuro será imposible o muy dificil recuperar. El cada vez más reducido tejido industrial español no puede permitirse nuevos menoscabos, ahora en un ámbito que a todas luces ofrece aún posibilidades de salir adelante. Por eso, son necesarios los mayores esfuerzos que faciliten la navegación "a la capa" que los tiempos demandan. ALFRED MARSHALL, un clásico del pensamiento económico, señalaba que el progreso económico está indisolublemente ligado al comercio internacional. Nuestra industria militar estaría, sin ninguna duda, en esa lógica.
En fin, un panorama muy complicado mientras el contexto económico continúe con el pulso bajo mínimos. Sería el momento oportuno para aprovechar, como sugeríamos en un número anterior, para al menos reconducir algunos aspectos del régimen jurídico de las Fuerzas Armadas, algo que si se ejecutase con inteligencia y sensatez ningún coste económico habría de irrogar. Nada peor para la motivación y la moral de una institución que unos recortes económicos que no parecen tener fin aparejados a una desesperanzada sensación de "déjà vu". Salvando sustanciales distancias, España ha sufrido épocas de dificultad material en las que, sin embargo, existió una gran producción legislativa y reglamentaria en el ámbito castrense -1820-23, 1931-33, 1977-80...-, hecha abstracción, claro está, de cualquier valoración concreta al respecto.
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