Problemas de fondo en un doble ámbito. Desafío secesionista en el nordeste peninsular y derivas insatisfactorias en lo que los bienpensantes denominaron "primavera árabe", coherentes con la preocupante situación en un área sensible para nuestros intereses como es el Sahel. Afloran en un momento sumamente delicado para la economía nacional y, por ende, para una adecuada cobertura en materia de seguridad.
Todo lo que atañe al segundo aspecto puede inscribirse en un escenario más o menos ordinario de prevención y disuasión, si bien las amenazas asimétricas, en combinación con la explosión demográfica, ofrecen singularidades en las que la información cobra, si cabe, el mayor protagonismo y dan carta de naturaleza a una visión lata de la seguridad. La concepción tradicional de la defensa se complementa con elementos antes reservados a la seguridad ciudadana o al orden público. Esto, trasladado a la existencia de distintas estructuras de seguridad, requiere un gran esfuerzo de coordinación, en el que la pieza clave debiera incardinarse en la organización con mayor y polivalente capacidad de proyección exterior.
Muy distinto parece el otro foco de conflicto, por ahora ceñido al terreno de la escenificación política y mediática. No obstante, sin descartar se acuda a la via jurisdiccional, sea en sede constitucional o contencioso-administrativa, respecto de acuerdos concretos, conviene recordar que una situación que abocara a la aplicación del artículo 155 de la Constitución, y si la actitud contumaz en la ilegalidad persistiera, podía abrir paso a las medidas excepcionales que contemplan su artículo 116 y la Ley Orgánica 4/81 que lo desarrolla. Sabido es que un hipotético estado de sitio otorgaría virtualidad a lo prevenido en el artículo 8 de la norma suprema. Sobre estas cuestiones nuestra publicación, en sus números 5 y 70, ya ofreció una aproximación, con un enlace de interés en el primero.
Este muy sintético bosquejo de la legalidad sería deseable, claro está, quedara en mero recordatorio, siempre que las quimeras -"vox regis"- no pasen de groseros chantajes desprovistos de ética y visión de alcance. Lo curioso, a pesar de las apariencias, es que los dos procesos que reseñamos comparten un factor que los emparenta estrechamente, y es la exacerbación de los frutos de la ignorancia y de la manipulación. De lo que no cabe duda es que existe menos explicación racional en una sociedad occidental desarrollada, a no ser que el propio Estado incube los gérmenes de la autodestrucción a lo largo de un dilatado periodo histórico. |