Mejor que este mes sólo hablemos de literatura. De ROALD DAHL es muy conocida la adaptación cinematográfica de su "Charlie y la fábrica de chocolate", también la serie televisiva de HITCHCOCK basada en alguno de sus cuentos, pero pocos saben que fue piloto de la RAF durante la Segunda Guerra Mundial. "Volando solo" refleja su aprendizaje como aviador y las acciones de combate libradas en el norte de África, Grecia y Próximo Oriente. Lo hace con un estilo fluido y elegante, en ocasiones con cierta frialdad, pero sin hurtar al lector cuanto de heroico o terrible caracteriza a la guerra.
Recientemente se ha publicado la edición definitiva de sus Cuentos Completos, entre ellos nueve de ambiente bélico, sin duda inspirados en experiencias pesonales. Si bien, en general, los relatos de DAHL se caracterizan por un cierto tono de amargura o desasosiego, con personajes de caracteres muy marcados, sin claroscuros, algunos de malignidad no redimible, estos que comentamos, de ambiente castrense, ofrecen un tratamiento más matizado de los protagonistas. Eso los aleja de la ficción pura, cuajada de humor negro, característica del conjunto de su obra, y acerca a la realidad, aunque sin orillar en ocasiones algún apunte fantástico.
Llama la atención, en particular, "No llegarán a viejos", cuento ambientado, se supone que en 1941, en una base aérea británica e Palestina, durante la campaña contra los franceses de Vichy en Líbano y Siria. A la vuelta de una incursión en el norte, uno de los miembros de la escuadrilla no regresa. Le dan por muerto, pero a los dos dias aparece con su aparato y contando un extraño sucedido, en el que en el fragor de una batalla aérea trapasa unos difusos límites físicos y vislumbra una especie de Walhalla de los pilotos de combate, que vuelan en una larga procesión y sin distinción de bandos: "Lancaster y Dorniers, Halifax y Hurricanes, Messerchmitts, Spitfires, Stirlings, Savoia 79, Junkers 88, Gladiators, Hampdens, Macchis 200, Blenheims, Focke-Wulfs, Beaufighters, Swordfish y Heinkels".
La cuestión es que describe en pocas páginas, sin grandes alharacas pero con gran profundidad, el compañerismo, las ilusiones, el espíritu arrojado y caballeresco de un grupo de jóvenes pilotos, también una cierta hermandad de armas con el adversario. Y, lo que es más curioso, viniendo precisamente de DAHL, el hálito de trascendencia que impregna el desenlace parece ser la idea esencial que se pretende transmitir. Muy aconsejable. |