Convocatoria electoral. Ninguna valoración debiera merecer, como criterio
apriorístico, una circunstancia ligada al devenir institucional en el cauce
constitucional, en lo que al mundo militar respecta, sujeto a una lógica y a
unos principios de naturaleza arquitectural, esto es, ligados a la
entraña esencial de la estructura estatal e incluso, más allá, a la propia
permanencia de la nación española. Como bien subraya reiteradamente en sus
intervenciones públicas la actual responsable de Defensa, su departamento es
claramente de Estado. Esto, implícitamente, lo aparta, o debiera apartar,
de lides coyunturales de vuelo bajo.
Ahora bien, sería ingenuo suponer que eso ha sido o es siempre así, pero no hay
duda de que es lo más deseable. Sin esta lógica no se explicarían locuciones
–siguiendo aguas a expresiones acuñadas en Francia- como gran mudo o
acantonamiento jurídico, muy ilustrativas, aunque objeto de profundas
modulaciones ya desde hace mucho tiempo. La neutralidad política de la Fuerzas
Armadas es una garantía de las libertades y a ella tienden algunas previsiones
de nuestra ley de leyes (artículos 28.1, 29.2, 70.1e…), así como la Ley Orgánica
9/2011, de 27 de julio, de Derechos y Deberes de los miembros de las Fuerzas
Armadas, y las Reales Ordenanzas (Real Decreto 96/2009, de 6 de febrero), sin
olvidar la Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio, reguladora del Derecho de
Reunión, la Ley Orgánica 11/1985, de 2 de agosto, de Libertad Sindical, la Ley
Orgánica 4/2001, de 12 de noviembre, reguladora del Derecho de Petición, y la
Ley Orgánica 1/2002, reguladora del Derecho de Asociación.
Lo cierto es que en España, volviendo al acontecimiento reseñado al inicio, las
propuestas de los programas electorales en el ámbito de defensa y Fuerzas
Armadas, en términos generales, o están lastradas de generalidades, o se
detienen en cuestiones demagógicas fruto, en el mejor de los casos, del
desconocimiento. Y eso cuando no se guarda un significativo silencio. Si deriva
de una consideración de Estado, muy bien, pero por desgracia los tiros no
parecen ir por esos derroteros.
Acontecimientos, entre otros, como la creación por USA de una fuerza espacial
como sexta rama castrense (aunque parece que formando parte de la Fuerza Aérea),
la denuncia del tratado INF, el elocuente discurso del estado de la nación del
presidente PUTIN ante las dos cámaras de la Federación Rusa, el discreto pero
incesante despliegue militar chino, la explosión demográfica en áreas de nuestro
interés estratégico o, por último, el salto tecnológico y cibernético en el que
estamos inmersos (que nuestra Subdirección General de Planificación, Tecnología
e Innovación del Ministerio de Defensa procura afrontar), son suficientes datos
que reclamarían atención y conocimiento por parte de nuestra clase política. Una
cosa es enajenar, en la medida de lo posible, de la controversia política
ordinaria lo que constituye uno de los pilares del Estado y otra desdeñar su
importancia o abordarlo con una visión simplista.
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