Coinciden este año el estreno de “Tolkien”, película dirigida por DOME KARUKOSKI, y “La vanidad de la caballería”, libro de STÉFANO MALATESTA. En ambas obras se refleja con crudeza la batalla del Somme, librada en julio de 1916, paradigma de como errores de bulto desembocan en una escalofriante carnicería. En un solo día los británicos tuvieron sesenta mil bajas, de ellas veintiún mil muertos.
Pudiera resultar fácil, a estas alturas, criticar la arrogancia estulta del general HAIG o las carencias en información y preparación que abonaron las decisiones de un mando incompetente o insensible. Pero lo cierto es que el Somme es terrible exponente de como una concatenación de fallos o imprevisiones generan una catástrofe. En palabras de MALATESTA, la mayor masacre sufrida por los británicos desde los tiempos de la peste negra en el siglo XIV.
La amapola (“red poppy”) de los campos de Picardía y Flandes, anualmente omnipresente en el Reino Unido desde finales de octubre hasta el 11 de noviembre, fecha del armisticio de 1918, rinde homenaje a todos los caídos en la Primera Guerra Mundial, incluída, claro está, la batalla del Somme. La costumbre, también observada en Canadá, deriva de ser la única flor que crecía en el campo de batalla. Su exhibición (sobre todo en las solapas) se inspira en el poema “En los campos de Flandes”, de JOHN MC CRAE, y en la actualidad recuerda a todos los caídos en combate, no sólo en la guerra del 14. En todo caso, una usanza o tradición admirable y difícilmente imaginable, por desgracia, entre nosotros.
No obstante, resulta plausible que en la reciente Orden DEF/676/2019, de 19 de junio, se regule el homenaje a los miembros de las Fuerzas Armadas fallecidos en acto de servicio, dentro de los actos del Día de las Fuerzas Armadas. En su Preámbulo se expresa que el sacrificio de entrega de la vida cuando resultare necesario (artículo 6 de la Ley Orgánica 9/2011, de 27 de julio, de derechos y deberes de los miembros de las Fuerzas Armadas) merece el máximo reconocimiento de las FAS y el de sus compañeros de la unidad donde el militar fallecido prestaba servicio en el momento de entregar su vida. La norma, con buen criterio, establece un día, en la semana anual del Día de las FAS, para la conmemoración, con asistencia de los familiares de los caídos.
Nos despedimos hasta septiembre, con los mejores deseos de un buen descanso estival a todos nuestros suscriptores y amigos. |