Trae a colación GEOFFREY REGAN, en su “Historia de la incompetencia militar” (1987), la reflexión de NORMAN DIXON (“Sobre la psicología de la incompetencia militar”, 1977), inspirada en I.L. JANIS, sobre los factores que aglutina el “pensamiento de grupo” y que contribuyen a la incompetencia militar, plasmados en estos síntomas:
1. Una ilusión de invulnerabilidad que acaba siendo compartida por la mayoría de los miembros del grupo.
2. Los intentos colectivos de ignorar o de no analizar informaciones que de otra manera tal vez llevarían al grupo a reconsiderar decisiones que le son gratas pero que quizá estén mal fundamentadas.
3. Una confianza inquebrantable en la moralidad inherente al grupo, que permite a sus miembros obviar las consecuencias éticas de su decisión.
4. Una imagen estereotipada del enemigo, bien demasiado perverso como para negociar con él o demasiado estúpido o débil como para presentar una amenaza.
Aun cuando este esbozo se refiere a la incompetencia en las decisiones militares y concretamente a los errores que conducen al fracaso en la batalla, lo cierto es que pudiera predicarse, “mutatis mutandis”, a la situación que sufrimos como consecuencia del “covid 19” (“enemigo” por “virus” y, según los casos, “grupo” por “sociedad” o “gerencia” de la índole que se quiera), y, verificada la correlación, por supuesto no ceñida a país determinado, al modo más genérico posible, las conclusiones que pueden extraerse mueven, como poco, a inquietud.
Y desde un punto de vista estratégico, tras un rastreo en red que desvela una gran profusión de análisis contrapuestos, sería osado aventurar una concreción del inevitable “cui prodest”, pues al observador se le hurtan datos o elementos de juicio relevantes. Pero puede que ni la potencia pretendidamente ganadora obtendrá una primacía abrumadora ni que los aparentes perdedores se vean sumidos en una situación subordinada o apocalíptica. Lo que sí parece es que el orden mundial tiene visos de alteraciones sustanciales. Quien no actúe con determinación, racionalidad y altura de miras puede quedar fuera de juego en el escenario internacional en modo irreversible.
Unos últimos apuntes. Al momento de escribir estas líneas, unos treinta mil fallecidos en España consecuencia de la pandemia, una cifra sobrecogedora. Un emocionado recuerdo para todos ellos. Aludíamos en el número anterior al marco jurídico que pudiera servir de cobertura a una participación de las Fuerzas Armadas en una situación como la que soportamos. Lo cierto es que la ayuda militar en la gestión de la crisis se está revelando sumamente útil en términos prácticos y también en lo relativo a una visibilidad muy positiva en imagen y exhibición de capacidades.