Al hilo de unas reflexiones del general FELIU sobre el gran pensador militar dieciochesco MARQUÉS DE SANTA CRUZ DE MARCENADO, se advierte que ya hace tres siglos se sostenía la necesidad de que el militar, al margen de sus conocimientos técnicos, debiera contar con una formación humanística. Es sabido que históricamente, entre nuestros profesionales de la milicia, no ha sido extraño conciliar ambas vertientes. Y hoy, como en el pasado, tal consideración resulta aconsejable en una enseñanza militar orientada a la conformación de unos cuadros de mando en los que prime la excelencia y una visión lo más amplia posible de las cosas.
Ahora bien, el nuevo sistema de enseñanza militar, implantado por la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la Carrera Militar, supone un programa de estudios muy sobrecargado, coincidiendo materias de la carrera civil cursada y las propiamente militares, lo que se ha calificado como un “tour de force” ciertamente asfixiante. Por ello, la satisfacción de la exigencia que apuntamos se antoja compleja o, al menos, nada fácil.
Pero es algo que hoy como ayer resulta absolutamente necesario. Las humanidades, entre las que ha de ostentar papel relevante la historia militar, no debieran relegarse a un lugar secundario o insignificante en los planes de estudio. El militar, como cualquier otro profesional, debe, claro está, dominar las técnicas de combate, mas, y esto es uno de sus rasgos distintivos, también ha de conocer cabalmente la raíz histórica de la nación a la que sirve, incluida la de la propia institución castrense, así como forjar su formación en el troquel de virtudes que han dibujado su esencia desde tiempo inmemorial.
Por último, el jurídico militar no debiera ser ajeno a cuanto se ha expuesto. Cierto es que su origen, formación y funciones pueden ofrecer grandes diferencias con los militares de armas, aunque hay aspectos transversales y básicos que nunca debieran olvidarse. El acertado lema del JAG estadounidense “soldier first, lawyer always” lo condensa perfectamente. Qué duda cabe de la bondad de su vigencia en nuestras Fuerzas Armadas.
El 23 de julio falleció el general auditor de la Armada JOSÉ CERVERA PERY. Autor de una gran producción intelectual, histórica, jurídica e incluso poética, deja una huella imborrable en cuantos tuvieron el privilegio de tratarle y disfrutar de su conversación, siempre cuajada de anécdotas que, por qué no, eran reflejo de la historia de nuestra Marina, del Cuerpo Jurídico y de su querida tierra gaditana. Inolvidable Pepe, descansa en paz.
Post scriptum. Al cierre del número llegan las terribles imágenes del abandono de Afganistán. Un reflejo descarnado de las consecuencias de sortear Gordio por cuestiones ajenas a un visión realista de las cosas. Punto de inflexión. El "gran juego" se reinicia en modo desfavorable para Occidente.
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