En el primer párrafo del Preámbulo de las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas (Real Decreto 96/2009, de 6 de febrero) se evocan las raíces históricas del código ético de nuestros Ejércitos, alusión que obtiene luego reflejo en el articulado. Así, en el artículo 6 se proclama que la Bandera, el Escudo de España y el Himno Nacional son “símbolos de la Patria transmitidos por la historia”, el 21 se refiere a la “tradición militar española” y el 23 establece que el militar “conservará y transmitirá el historial, tradiciones y símbolos de su unidad, para perpetuar su recuerdo, contribuir a fomentar el espíritu de unidad y reforzar las virtudes militares de sus componentes”.
Esa ligazón histórica también queda reflejada en la propia ley de leyes, cuando en el Preámbulo se mencionan las “tradiciones” de los españoles y pueblos de España, en el artículo 56.1, en relación con la figura del Rey, se habla de “permanencia” o de “comunidad histórica”, y en el 57.1 de “dinastía histórica”. Esto es, tanto la Corona como las Fuerzas Armadas obtienen aliento y sentido en el devenir multisecular de España. La tradición no es ni debe percibirse como un vestigio trasnochado merecedor de ser arrumbado cuando sin su consideración las instituciones pierden su significado profundo. Esto es trasladable, por supuesto, a otros ámbitos del armazón del Estado.
Lo que se expresa viene a cuento por el auge de cierta filosofía “woke”, despreciativa de cuanto no se ajuste a parámetros marcados por la corrección política, siempre al hilo de la más rabiosa actualidad. “Presentismo” y derivadas “cancelaciones” para los que un adecuado conocimiento histórico supone un claro estorbo. Por el contrario, siempre se ha dicho que la Historia, con mayúscula, es maestra de vida. Probablemente., hoy más que nunca es advertencia que no puede olvidarse, mendacidades de toda laya germinan en entornos sociales moldeables, carentes de suficientes anticuerpos.
Volvamos a las Reales Ordenanzas. En su artículo 25 (“Formación”) se dispone, entre otras cosas, que el militar “mantendrá una sólida formación moral, intelectual, humanística y técnica”. A su vez, el artículo 43.1 de la Ley de la Carrera Militar, 39/2007, de 19 de noviembre, habla de la “formación integral” del militar. Que duda cabe que la formación histórica está muy vinculada al mundo de las armas. Ya no es sólo la larguísima lista de historiadores militares, se trata, sobre todo, de que la función y el sentido de lo castrense no se entienden sin la plena conciencia de las raíces nacionales de la comunidad a la que se sirve.
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