El pacifismo, en principio una opción honorable -GANDHI, RUSSELL…-, obedece en muchas ocasiones a una inspiración política que lo único que pretende es debilitar al potencial adversario -las andanzas de WILLI MÜNZENBERG, el viejo Consejo Mundial de la Paz, las actuales intoxicaciones de bots incansables…-. Nuestro tiempo no es excepción, con la particularidad de un suelo fértil, abonado por las simplificaciones expelidas por las redes y el propio patrón vital de las sociedades occidentales desarrolladas.
Pero, ¿una comunidad política que se precie puede sobrevivir sin fuerza armada? Prescindiendo de consideraciones sobre la dualidad de la naturaleza humana y sobre las constantes históricas, que conducirían a parajes ajenos a estas modestas líneas, veamos si existen países sin Ejército en el concierto internacional. Según fuentes fiables, en el mundo hay sólo 21 países sin Ejército permanente, y de ellos 15 carecen completamente de Fuerzas Armadas.
Estos 15 son: Andorra, Dominica, Granada, Kiribati, Liechtenstein, Islas Marshall, Estados Federados de Micronesia, Nauru, Palaos, Islas Salomón, Samoa, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Tuvalu y Ciudad del Vaticano. Como se ve, se trata de países insulares de las Antillas o el Pacífico, que o cuentan con la protección de países relevantes (Australia, EEUU..) o se integran en algún sistema de seguridad común, y también de minúsculos Estados europeos de especiales características que, caso de necesidad, serían protegidos por terceros.
También aludíamos a países sin Ejército permanente pero con fuerza militar muy limitada o activable en determinados supuestos (siempre con un garante armado detrás). Serían los 6 que completan la lista de 21: Islandia (perteneciente a la OTAN), Costa Rica, Panamá, Mauricio, Mónaco y Vaunatu.
El mundo es como es y la necesidad de estructuras de fuerza es algo que ningún estudioso objetivo de la historia de la humanidad puede negar, so pena de deslizamiento por derroteros utópicos o poco realistas. Sin demérito para nadie, el elenco de países que hemos relacionado es harto significativo. En verdad, velar por un equilibrio acomodado a las circunstancias internas y externas de los actores en presencia es algo ligado a la disuasión. Eso requiere de Fuerzas Armadas y de un proceder prudente y sagaz, necesarias garantías de paz.
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