"¿Que es un Teniente General?...pues un cadete que no se ha muerto",
rezaba un conocido dicho castrense. BAROJA, en "El Arbol de la Ciencia",
pone en boca de uno de los personajes: "mi ideal es llegar a la cirrosis
alcohólica y al generalato". En construcciones literarias como las
de BENET, BUZZATI o ROTH se reflejan las inercias escalafonarias, el tedio administrativo.
Expresiones y creaciones que pueden tomarse como alegorias de la escala cerrada,
tan reiteradamente denostada y, de hecho, fenecida sin honores tras las Leyes
17/1989, de 19 de julio, y 17/1999, de 18 de mayo, ambas reguladoras del Régimen
del personal militar profesional.
¿Era tan mala la escala cerrada? ¿La escala abierta es la panacea
en toda reforma del marco jurídico militar que se precie?. Con todo, la
primera favorecía el compañerismo y dibujaba una carrera que, salvo
imprevistos extraordinarios, culminaba de forma predeterminada, hecha exclusión,
lógicamente, del ascenso a Oficial General. Cierto es que la escala abierta
alienta la formación permanente, mas también favoreceria arbitrariedades
en los saltos que puedan producirse.
Puede que el Proyecto de Ley de la Carrera Militar suponga una nueva vuelta de
tuerca. Cabe preguntarse si, con las clasificaciones y reordenaciones de promociones
ya vigentes, ello sea necesario. En la Exposición de Motivos del Proyecto
se afirma: "Partiendo de los criterios de las leyes de personal militar de
1989 y de 1999, se amplían los supuestos en los que se utilizarán
sistemas de ascenso más exigentes de elección y clasificación,
en perjuicio de la mera aplicación de la antigüedad que sólo
se utilizará para el primer ascenso de los oficiales y suboficiales".
Se añade: "Otro elemento clave es la ocupación de diferentes
destinos, que se proveerán mediante los sistemas de libre designación,
concurso de méritos y provisión por antigüedad. Con la potenciación
del mérito y la capacidad, la utilización del sistema de antigüedad
irá disminuyendo progresivamente". Resulta curiosa la prevención
y, si se permite, la desconfianza con que en las sucesivas leyes y en el mentado
proyecto se trata todo lo referente a la profesión militar, no existiendo
parangón en otras carreras de la función pública.
Otros aspectos a estudiar en detalle, por su novedad, serian los relativos a la
integración de escalas, cuyos efectos mas polémicos se atemperan
con la previsión de algunas cautelas, y las reformas que sufrirá
la enseñanza militar, que parecen diseñadas con un buen criterio
de fondo, alejado del rupturismo y la megalomanía de algún borrador
precedente, aunque seria deseable un desarrollo reglamentario que valore adecuadamente
las caracteristicas singulares de los centros docentes militares, por su propia
naturaleza muy distintos de los civiles. También resultan de interés
la degradación de las Reales Ordenanzas a rango reglamentario (artículo
4.3 y disposición trasitória novena), con la derogación de
muchos de sus preceptos (disposición derogatória única) en
forma escasamente justificada en el texto, la regulación de los reservistas
(¿para cuando la urgente concreción reglamentaria de los obligatórios?),
la derogación de la Ley 50/1969, de 26 de abril, de Movilización
Nacional, si bien sin arbitrar soluciones de recambio,...En suma, un importante
proyecto, cuya tramitación parlamentaria exigiria el mayor de los consensos
entre las dos grandes formaciones políticas nacionales.
2007 también comienza con fundadas inquietudes en la Guardia Civil por
las consecuencias de la relevante Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos
sobre arrestos, que reproducimos en el presente número, y por las preocupantes
bajas médicas que en forma masiva se producen en algunos servicios, enmascarando,
"prima facie", autenticas sediciones y que denotan la necesidad de que
la Sanidad Militar controle de alguna forma el fenómeno, por las graves
repercusiones que puede tener para la seguridad pública.
Por último, conviene recapitular sobre el eje básico de esta publicación,
dado el incremento sustancial de su divulgación y la repercusión
de sus contenidos. Como ya hemos enfatizado otras veces, los presupuestos esenciales
de su linea intelectual son la convicción de que la Nación española
es el principal aliento y razón de ser de las Fuerzas Armadas, consideradas
como una institución básica de nuestro Estado democrático,
y en el más firme respeto al orden constitucional vigente. Sentadas esas
bases, lo cierto y verdad es que las aportaciones de los responsables de las distintas
secciones, así como de nuestros colaboradores ocasionales, gozan de la
mas absoluta libertad, como bien puede advertirse en cualquiera de los números
publicados. Las etiquetas son, por tanto, ajenas a los objetivos derivados de
aquel punto de partida, primordialmente centrados en la ayuda al profesional,
la divulgación del mundo castrense y la contribución, en la medida
de nuestras fuerzas, al Derecho Militar, dicho sea con el comedimiento y modestia
obligados en plaza tan sorprendente y procelosa como es la red. Nuestros mejores
deseos para el año que comienza.
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