Receta repetida hasta la saciedad para lanzar un libro rentable: Una promoción
masiva (divulgación en los medios, entrevistas, una cierta provocación...)
y un poderoso soporte editorial. La idea desarrollada: el autor inventa la aparición
de un manuscrito, a partir del que se teje una trama imaginaria pero que discurre
entre algunos hechos históricos reales, fácilmente reconocibles para el
lector menos avisado, que se embarca en una navegación en la que todo parece
avanzar por cauces mas o menos objetivos. Gran parte del éxito derivará
de un poco disimulado propósito, sazonado en la corrección política,
de demoler principios o erosionar raíces históricas. Tergiversación
al servicio del cálculo comercial. Una fórmula reiterada groseramente,
muy característica de la cultura de masas, en la que cualquier simplificación
puede tener acrítica acogida. Viento a favor de cualquier ingeniaría social
que sepa aprovecharlo.
Ejemplo de lo diametralmente opuesto son dos productos bibligráficos, fruto
del rigor: "El Estado fragmentado" (F.SOSA WAGNER e I.SOSA MAYOR) y
"Gruñidos imperiales"(R.P.KAPLAN). En apariencia nada que ver
entre si, salvo su discreta aparición en el mercado y su factura, sólida
y elaborada. El primero, que cuenta con un interesante prólogo de JOAQUIN
LEGUINA, puede considerarse continuación de la brillante polémica
que sostuvieron a finales de los noventa, en los números 141 y 142 de la
Revista de Administración Pública, RAMÓN PARADA ("España
¿una o trina?(Hacia el Estado de las Padanias de la mano de HERRERO Y RODRIGUEZ
DE MIÑÓN)") y MIGUEL HERRERO ("Hacia el estado de España
grande (réplica a Ramón Parada)"), en la que se apuntaban,
con clara ventaja a favor del primero, los aspectos esenciales de lo ahora comentado.
El texto contiene un interesante excurso sobre el Imperio Austrohúngaro,
con llamadas de atención sobre la conformación institucional y lingüística
de un Estado inviable, al que las fuerzas centrífugas terminan de destruir.
La parte dedicada a España establece implícitamente los paralelelismos
correspondientes, quizás un poco forzados en algún aspecto, pero,
en lo sustancial, con perspicacia jurídica y finura analítica en
la observación de los acontecimientos. La tesis de fondo descansa en la
consideración del Estado como garantía de libertades y como ámbito
de seguridad ( eso sí, con la relativización que supone la integración
en estructuras supranacionales, también patente en la defensa militar ),
frente al poder casi omnímodo, creciente, de las fuerzas transnacionales
( HOBSBAWN: "el mundo mas conveniente para los gigantes multinacionales es
un mundo poblado por estados enanos o sin ningún estado" ). Una apuesta
por el reforzamiento de las instituciones sólidas y por los armazones jurídicos
coherentes, tan acechados por derechos y deudas "históricas",
cláusulas abiertas y toda una serie de conceptos e instrumentos destilados
en brumosas cosmovisiones irracionales y aún reaccionarias.
Las alusiones al Ejército, en la parte dedicada al mundo austrohúngaro,
fijan su atención en que el Ejército común ( "k.u.k."=
"Kaiserlich und Königlich", Imperial y Real ) convivió con
unidades independientes en Austria y en Hungria, organizadas en regimientos que
a su vez se encuadraban en divisiones del "k.u.k.", respecto del que
se llegó a propugnar, en los postreros tiempos del Imperio, una autonomización
o fraccionamiento. Un delirio más en un proceso de atomización y
ruina.
El libro de KAPLAN constituye un "embeding" global, relatando su paso
por distintas unidades estadounidenses en lugares muy dispares: Yemen, Colombia,
Mongolia, Filipinas, Afganistán, Fort Bragg y Camp Lejeume ( Carolina del
Norte ), Cuerno de África e Irak. Un ameno caleidoscopio al que,
si acaso, pudiera reprocharse que las contadas referencias a España traslucen
cierto desconocimiento sobre nuestro papel histórico, no obstante reconocerse,
en el caso de Filipinas, una aportación cultural que ha sido valladar frente
a la amenaza del radicalismo islámico. La visión imperial o hegemónica
que se expone ya se ha sostenido por el autor en obras precedentes ( "Viaje
al futuro del imperio", "La anarquía que viene"...) y aunque pueda
rozar la arrogancia, responde a la realidad de los hechos, el mundo tal como es,
guste o no.
En definitiva, dos libros imprescindibles para saber "por donde van los tiros"
( el segundo en el sentido literal de la expresión ) y que integran inteligentes
aproximaciones al presente escenario histórico, incluso útiles
para quienes puedan discrepar de sus premisas y conclusiones.
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