Sobre el recuerdo. Cuenta CUNQUEIRO que al llegar los romanos a Galicia creyeron que el Leteo, el río del olvido, era el Limia. Quien cruzara el río se volvería amnésico, olvidando su patria, su lengua y su familia. El general DECIMO JUNIO BRUTUS, para convencer a sus legionarios de que debían atravesar, cruzó a la otra orilla para hablar en latín y llamar por sus nombres a los veteranos.
Cierto es que quien se ha visto despojado de la memoria queda inerme frente a los acontecimientos, privado del conocimiento de las claves del presente. Ahora bien, toda memoria personal está tamizada por las propias experiencias, una gran parte ajenas al propio objeto del recuerdo, así como por influencias externas que, aún inconscientemente, recomponen la figuración del pasado. Por eso la traza de una historia colectiva ha de tejerse con mimbres rigurosos, objetivos, incluso desprovistos de pasión, de esas emociones que alteran el equilibrio de la percepción. Ahí no es dable, por poder derivar a escenarios peligrosos o conflictivos, la indulgencia que merecen las distorsiones estrictamente individuales.
En la cacereña comarca de la Vera, subiendo desde Cuacos al monasterio de Yuste, en lugar discreto y de gran belleza, sin duda escogido por el significado que el emperador CARLOS V tiene en las historias alemana y española, se encuentra el cementerio militar alemán. En él figura una inscripción con esta leyenda: "Pertenecieron a tripulaciones de aviones que cayeron sobre España, submarinos y otros navíos de la Armada hundidos. Algunos de ellos murieron en hospitales españoles a causa de sus heridas, sus tumbas estaban repartidas por toda España, allí donde el mar los arrojó a tierra, donde cayeron sus aviones o donde murieron. El Volksbund en los años 1980-1988 los reunió en esta última morada, inaugurada en presencia del Embajador de la República Federal de Alemania en un acto conmemorativo hispano-alemán el 1 de junio de 1988. Recordad a los muertos con profundo respeto y humildad".
Toda una escueta expresión de la memoria, comedida y alejada de cualquier empeño de manejo o mixtificación. Como es la que reflejan la simbología y el ceremonial castrenses, así como las denominaciones que se asignan a unidades y buques militares. Evocaciones del pasado que espolean el orgullo de pertenencia, el respeto por las viejas tradiciones y la honra a los caídos, sin alharacas innecesarias, sin proyecciones hostiles.