Concluye un año pleno de acontecimientos, normas y sentencias relevantes que afectan a las FAS. Por desgracia, en el último mes destaca una triste noticia procedente del avispero afgano, con dos de nuestros militares asesinados en un ataque suicida. Se ha afirmado, desde una alta responsabilidad política, que han dado su vida por la libertad, en particular por la de sus compatriotas. Al margen de polémicas sobre el despliegue de nuevos vehículos o sobre la flexibilización de las reglas de enfrentamiento, convendrá reflexionar sobre la coordinación entre ISAF-OTAN y "Libertad Duradera". Si los fines y el escenario son los mismos, o al menos cada vez se confunden más, se evidencia la dificultad de deslindar tajantemente el "peace building" del "peace enforcement". Occidente se juega mucho en la estabilización de Afganistán -basta echar un vistazo al mapa y a los lindes de la zona- y la participación española es un orgullo, pero también una seria preocupación, por los graves riesgos inherentes a un conflicto asimétrico en el que confluyen una pluralidad de factores, tanto geopolíticos como religioso-culturales e incluso vinculados al narcotráfico. Aparentemente un conflicto en un remoto "limes", en realidad mucho más cercano de lo que parece, por su alcance y efectos globales.
Termina también el año del bicentenario de 1808, del aldabonazo al que tanta incidencia ha de reconocerse en la forja moderna de la conciencia nacional española. A modo de despedida, y aunque ya nos hemos referido a él en alguna ocasión, queremos aludir, dado el enfoque profesional de esta publicación, a un personaje, JUAN PÉREZ DE VILLAMIL Y PAREDES (no confundir con JENARO PÉREZ VILLAAMIL, pintor ferrolano nacido en 1807), Auditor General de la Armada. Nace en 1754, en Asturias, concretamente en Santa Marina de Vega. En 1807 es ministro del Almirantazgo. Reside en Madrid en la calle del León, pero el 2 de mayo está en su finca de Móstoles. Advertido por ESCAÑO de los acontecimientos, se dirige al Ayuntamiento mostoleño y dicta el famoso Bando al Secretario MANUEL DEL VALLE, que firman los dos Alcaldes, ANDRÉS TORREJÓN y ANTONIO HERNÁNDEZ.
El Bando es difundido, a uña de caballo, por correos en toda España, siendo Badajoz la primera ciudad en hacerse eco. Los generales TORRE DEL FRESNO y SOLANO se encargan de difundirlo entre los militares de las distintas Capitanías Generales. PÉREZ VILLAMIL permanece preso de los franceses tres años, pero en 1811 consigue darse a la fuga y huir a Cádiz. Durante la guerra es miembro de la Junta de Defensa, sustituyendo a JOVELLANOS, y también de la Regencia del Reino. Posteriormente, es Fiscal del Tribunal Supremo de Guerra, Ministro de Hacienda, Académico de la Lengua Española y Director de la Academia de la Historia. Fallece en Madrid en 1824. El Museo Romántico cuenta con un retrato suyo, realizado por EUGENIO LUCAS. Un jurídico-militar , concretamente de la Armada, de hace dos siglos, ejemplo de armonización del patriotismo, las exigencias de la milicia y las inquietudes intelectuales.