Es conocido el brillante apunte de CARLOS MARX sobre la imposibilidad de escribir la Iliada tras la invención de la pólvora. La transición del guerrero al técnico se aceleró en las dos guerras mundiales y se consolida en el presente. El riesgo es que la corriente arrastre los sillares del edificio. Algo parecido ocurre en ámbitos ajenos al militar. Decía en privado un alto responsable judicial que un máximo de destreza informática y un mínimo de todo lo demás eran suficientes. Muy representativo de los tiempos que corren.
Significativo puede ser rastrear en la red determinados foros de debate vinculados al mundo castrense, o examinar el guión de convocatorias criptosindicales en el mismo espacio. Parece que unos lansquenetes posmodernos (por utilizar el feliz hallazgo de JOAQUIN R. DIEZ DEL CORRAL), a salvo de las destrezas requeridas en siglo XXI, no muestren muchas diferencias con sus antecesores. Soldada y estabilidad en el desempeño por todo horizonte. Conveniencia material despojada de toda inquietud moral. Esto, incluso, se refleja vivamente en las formas de expresión, en la omisión de las viejas palabras, que por antañonas no dejan de evocar lo primordial En un escenario de "drones", robotización, satélites y digitalización, existe escaso espacio para la lírica. Conjugar tradición y técnica es un reto de primer orden, en ello está la clave de la continuidad y de las respuestas a las exigencias de sacrificio. Enlazamos con cuestiones que van mucho más allá de las fronteras de una institución, que responden a un estado de cosas de volar general y sobre el que cuesta extraer una perspectiva halagüeña.
El pasado 21 de septiembre fallecía el Almirante ELISEO ÁLVAREZ-ARENAS PACHECO, todo un ejemplo moderno de la armonía entre armas y letras. Académico de la lengua, fue autor de numerosos libros y publicaciones ("Idea de la guerra", "El español ante el mar", "Teoría del pensamiento naval"...) y supo conciliar, desde una reconocible raiz orteguiana, el hálito del pasado y las exigencias de lo nuevo, las visiones estratégicas de largo alcance, se compartieran o no, con un estilo ya relegado a ámbitos muy reducidos, por no decir residuales. Su reflexión sobre lo que ahora nos ocupa hubiera sido, sin duda, profunda y atinada. Descanse en paz.
Doble (y preocupado) "post scriptum". Pronunciamientos y exabruptos públicos impropios en quienes se supone una acomodación, siquiera temporal, a los imperativos de la ética de la responsabilidad, la que debe adornar y alentar el proceder de los que ostentan competencias de primer orden. En su tosquedad liminar llegan a quebrantar los fundamentos. Consuelo fácil es que los pasquines están llamados a desaparecer y que el muro en que se asientan permanece. El problema es cuando el muro arriesga una demolición. Otra cosa. El desenlace del conflicto en Libia destapa datos que asombran y alertan al observador avispado. Lazos que, trasladados a otro escenario, generan una más que justificada inquietud. Acopio de indicios sobre conexiones antes sólo intuidas, un mundo de sombras en el que se puede alterar el curso de la historia. |