Época de sobresaltos y angustias económicas que a ningún sector de la realidad española respeta. Renunciando encarar a la esfinge de una vez por todas, difíciles salidas se ofrecen a la sociedad, más allá de atajos de mayor o menor efectividad que sortean las verdaderas cuestiones de fondo. En lo que a las Fuerzas Armadas respecta, rumores y filtraciones de documentos que, a pesar de su inconcreción, denotan que nada está a salvo, ni siquiera aquéllo que ya está bajo mínimos, en el umbral de la vulnerabilidad extrema. Pero siempre es más fácil recortar en determinados elementos esenciales del Estado, los que están más a mano y no van a oponer resistencia alguna, que abordar la poda de lastres estructurales de sobra identificados y conocidos.
Si se suprimen unidades, se dan de baja buques y se limitan sustancialmente programas, la disuasión en un ámbito inmediato queda relativizada, máxime cuando se mantienen esfuerzos muy importantes en áreas lejanas. Viene a la cabeza, desde una perspectiva pesimista, la llamada "teoría del riesgo", acuñada por el almirante VON TIRPITZ, el creador dela Flota de Alta Mar alemana en los años previos a la Gran Guerra: en síntesis, una fuerza pequeña pero resuelta y bien preparada, puede poner en jaque a una muy superior en medios con sólo suponer un riesgo de daños inaceptables. Ya no estamos en 1914, y la trasposición histórica puede adoptar en el presente formulaciones muy sutiles de chantaje, en las que cabe incluir amenazas asimétricas de variado perfil.
Ese riesgo puede neutralizarse o paliarse desde una posición de total supremacía, de tal suerte que la percepción de terceros sea la de una firme determinación de hacer uso de las capacidades disponibles en caso necesario. Capacidades creibles desde un punto de vista material, pero también psicológico.Y esto, además, iría más allá de lo que se considera defensa militar en sentido estricto, sería predicable a un ámbito de seguridad más genérico o amplio, en el que tendrían cabida los fenómenos transnacionales de la delincuencia organizada y la inmigración ilegal, factores de desestabilización estratégica respecto de los que la suficiencia económica ha de ir de la mano de las pertinentes mejoras en el ordenamiento jurídico.
En fin, regreso de vacaciones o reinicio laboral en un contexto de inquietud e incógnitas en el que nuestra publicación, en la medida de sus modestas posibilidades y más allá de un enfoque exclusivamente jurídico, procurará mantener su permanente línea de apoyo y sus aportaciones doctrinales a los ejes de su razón de ser, la Defensa Nacional y la institución militar. |