Bandera a media asta. JUAN PABLO II – hijo de militar y que cumplió con sus deberes castrenses en el Ejército polaco, con diecinueve años- ha supuesto, se sea o no creyente, un exponente señero de las fuerzas espirituales que siempre han constituido la salvaguardia de las libertades del hombre frente al embate nihilista, cuyos devastadores efectos y secuelas tanto han lastrado el transcurso del pasado siglo y aún del presente. En nuestro recuerdo no puede faltar una referencia a las incuestionables raíces cristianas de Occidente -¡qué aparente “boutade” de ORIANA FALLACI cuando se define “atea cristiana”!- y, por tanto, de España y sus instituciones históricas, entre las que se cuentan sus Ejércitos, con tradiciones e ideales seculares de esa naturaleza, forjadas en el largo proceso de decantación del alma nacional. Reproducimos, por su utilidad, parte de un estudio, no exento de algún aspecto discutible, del Abogado ALBERTO BENASULY, incluido en “Pluralismo religioso y Estado de Derecho” ( Cuadernos de Derecho Judicial, XI-2004), sobre la Asistencia Religiosa en las Fuerzas Armadas. ) [Texto Completo]
El Magistrado FRANCISCO JOSÉ NAVARRO SANCHÍS, destinado en la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Audiencia Nacional, nos ofrece en éste número unas inteligentes reflexiones sobre la Primera Guerra Mundial. También la Historia puede tener acogida en nuestra publicación, pues el Derecho siempre es tributario del decurso histórico de las cosas, o cuando menos debe propender a serlo, si bien, como del propio artículo se trasluce, en última instancia el elemento humano, ajeno a todo determinismo, termine desbaratando el escenario.
El factor humano. Un insensato olvida cerrar la Kerkaporta y la barbarie pone fin al Imperio Romano de Oriente. No sólo el genio militar tuerce la suerte en Ceriñola y en Garellano, también el trato del jefe al soldado, que le motiva y hace vencer. El terror en uno, tres, diez hombres de la línea pone en fuga en Rosbach a un poderoso ejército frente a sólo cinco batallones prusianos. El rígido reglamentismo de GROUCHY pierde a BONAPARTE en la jornada de Waterloo. Un mando supremo obcecado e inflexible aboca a la Wehrmacht a catástrofes gigantescas en el frente ruso...
Siempre la voluntad humana en el eje del discurrir histórico. Sus virtudes y sus defectos en las ocasiones más excelsas, pero también en las más abyectas. “Los millones de hombres que conforman un pueblo son necesarios para que nazca un solo genio” (ZWEIG), pero también “basta un tonto para deshonrar una nación” (VOLTAIRE).
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