Tres ejes esenciales en el discurso de Navidad de SM el Rey: la apelación a la unidad, el respeto debido al orden constitucional y el necesario fortalecimiento de las instituciones. Ese triple mensaje, expuesto con nitidez y sobriedad, puede, con toda lógica, entenderse se proyecte también en la institución militar, que en nuestra Patria comprende Fuerzas Armadas y Guardia Civil.
Es fácil deducir que los dos primeros aspectos, unidad y acatamiento de la legalidad, van de suyo en lo que se concibe como consustancial al mundo castrense, orientado, por naturaleza, a velar por la unidad nacional y a acatar el ordenamiento jurídico, la Constitución en primer lugar. La tercera vertiente también tiene reflejo en el brazo armado de la nación, en cuanto configurado constitucional e históricamente como uno de los elementos estructurales del armazón del Estado. Constituirse en última ratio y poseer una más que relevante carga simbólica, ligada a la continuidad y permanencia de la comunidad servida, tiene lógicas consecuencias.
Si se ha de evitar el deterioro de las instituciones, tal propósito, que a todos incumbe, también ha de procurarse, con el mayor celo, en nuestra institución militar. Que los desvaríos woke sigan extramuros de ella en el año que comienza. Y, por supuesto, que el 2023 resulte propicio y lo más satisfactorio posible para España.
Post scriptum. Fuentes fiables trasladan que el nivel de municionamiento y equipamiento en la fuerza mejora de modo sustancial. Un esfuerzo inversor que otras veces se quedaba en mera retórica parece que ahora es real. Buena noticia cuando el panorama mundial continúa ofreciendo inquietud, de los Balcanes al Extremo Oriente, pasando por Ucrania y sin olvidar nuestros retos tradicionales, que tanto condicionan o perturban la política nacional en diferentes vertientes.
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